El año 1976 será siempre de recuerdos para los Guatemaltecos, en la madrugada del 4 de febrero un terremoto de 7.5 grados devastó la parte central de nuestro país, causando más de 23 mil muertos y decenas de miles de heridos así como la destrucción de pueblos enteros. Una de éstas poblaciones arrasadas por el movimiento telúrico fue la ciudad de San Martin Jilotepeque, donde no quedó en pie más que la fuente que se ubicaba en medio del parque central, falleciendo solo allí, mas de 2 mil personas. La ayuda internacional fluyo rápidamente y el Ejercito de Guatemala coordinó dicha ayuda por lo que la reconstrucción empezó efectiva aunque lentamente.
En San Martin Jilotepeque se constituyó luego del sismo y como parte de los esfuerzos de reconstrucción, una cooperativa que se dedicó a distribuir materiales de construcción que, dada la destrucción sufrida se consideraban productos de primera necesidad. Sin embargo siendo la cooperativa manejada por personas poco preparadas, se fue debilitando poco a poco hasta que tuvo que cerrar sus puertas pese a que la necesidad de materiales persistía. Esto fue visto como una oportunidad por Don Nery Ruano, quien en ese entonces se dedicaba al transporte de madera y en el mes de noviembre de 1983, ayudado por su esposa Doña Maria Luisa de Ruano, alquilaron una galera de lámina para distribuir materiales de construcción. Inicialmente no abandonó el negocio de transporte de madera y leña por lo que al venir a entregar producto a Guatemala y con las ganancias obtenidas compraba alambre, clavo, cemento, láminas, etc. Su capital inicial fueron 4 mil quetzales que habían ahorrado y un préstamo que les hizo el abuelo de Doña María Luisa, quien además se ocupaba de manejar el pequeño negocio mientras don Nery manejaba el camión.
En uno de sus viajes en los que se aprovisionaba de mercadería para vender, conoció a una persona quien le ofreció productos veterinarios y abonos, por ser San Martín un área eminentemente agrícola, estos productos tuvieron una muy buena demanda y su éxito vendiéndolos le dió algunos recursos para poder comprar ferretería, que era su ilusión, recuerdan los esposos Ruano que Don Enrique Rodríguez y su hija Lucky de Ferretería La Llave le tuvieron la confianza para abrirle una línea de crédito y con ese apoyo y el cumplimiento estricto de los términos de pago, la relación ha perdurado hasta ahora pasando ya por tres generaciones de Rodríguez en La Llave. Otro proveedor que siempre lo apoyó con crédito fue Walter Villeda (QEPD)de Distribuidora El Pacifico-
Pasados algunos años tuvieron la oportunidad de comprar un terreno a la vecindad de la galera donde venían operando y poco a poco fueron construyendo tienda y bodegas. Actualmente operan 7 ferreterías ubicadas en jurisdicción de San Martín aunque sirven a diferentes comunidades no tan próximas a la cabecera municipal. El negocio ha crecido y con esas sucursales los vecinos de esos lugares ya no tienen que viajar a San Martín para llenar sus necesidades. Durante los primeros 31 años del negocio, es decir hasta el 2014 trabajaron de domingo a domingo sin cerrar ni un solo día. Solo hace 3 años decidieron que ya podían descansar los días domingo, ese sacrificio les valió para ganar la preferencia de la clientela. Consultada Doña María Luisa, quien maneja con mucho carácter y conocimiento el negocio, acerca de cual es su filosofía de servicio nos contestó: “primero el cliente, segundo el cliente y tercero el cliente”.
Al inicio tenían un solo empleado y Doña María Luisa que no le hacía el feo a ninguna tarea en la ferretería por pesada que esta pudiera ser. Actualmente cuentan con casi 100 colaboradores en las 7 tiendas. El personal es capacitado por Doña María Luisa en lo que respecta a atención al público ya que como bien dice, nadie lo tiene tan claro como ella. También se esfuerzan por mantener a su personal bien atendido, diariamente les brindan desayuno y almuerzo para lo que cuentan con comedor y cocina así como personal para cocinar. Junto con Don Nery comen en el mismo lugar con todos los empleados, la misma comida en la misma vajilla.
Cuando iniciaron el negocio fueron la primera ferretería del lugar y con el tiempo se han ido añadiendo muchos otros competidores. Su única queja es que algunos comerciantes no cumplen con sus obligaciones tributarias lo que representa una desventaja para ellos que si lo hacen, pero tienen la satisfacción de tener todo en orden y operar de manera totalmente correcta. Desde hace más de 5 años desarrollaron un sistema de información que les ha ayudado a manejar el negocio de manera mas profesional, sin embargo están en estos momentos trabajando en otro sistema más moderno que ya incluya todos los nuevos requisitos fiscales como la factura electrónica, etc.
En todos éstos años, San Martín también ha cambiado y crecido, muchos vecinos de la ciudad han emigrado a los Estados Unidos y estando acostumbrados a trabajar han tenido éxito allá, lo que se traduce en abundantes remesas que ayudan a las familias que se quedan a construir sus casas, mejorar sus cultivos y generan mucha actividad económica. Los esposos Ruano mencionan que a partir del gobierno del Presidente Arzú que se dedicó a mejorar las vías de comunicación entre la cabecera departamental y San Martín, así como entre este municipio y sus numerosas aldeas, se ha facilitado el comercio de productos agrícolas y todo tipo de mercaderías. El mercado se ha sofisticado y vuelto más exigente y dinámico.
Con respecto a sus planes a futuro los esposos Ruano dicen que mientras Dios les permita tener salud para aprovechar las oportunidades que El les pone en el camino seguirán adelante. Sobre las razones para que la clientela los prefiera Doña María Luisa menciona que la buena atención, los buenos precios y primordialmente el contacto directo de los propietarios con los clientes es a lo que atribuyen su éxito.