La necesidad de impermeabilizar viene de la época prehispánica. Nuestros ancestros lo hacían en sus construcciones, lo cual fueron descubriendo conforme la observación de, cómo el plumaje y la piel de determinados animales salían secos luego de sumergirse en las fuentes, descubriendo que los aceites y grasas naturales de los especímenes repelían el agua; y ese es el principio de los impermeabilizantes actuales.
Una de las opciones utilizadas es el llamado jabón de coche, el cual diluían y lo aplicaban sobre la losa porque los aceites que contiene repelen el agua. Después se empezó a utilizar el chapopote y los derivados asfálticos. En la industria de impermeabilizantes, fueron estos los que se empezaron a comercializar para ese fin. Sin embargo, con la exposición solar y el paso del tiempo estos se degradan y se agrietan, dejando de cumplir la función para la cual fueron utilizados.
De ahí surgieron los impermeabilizantes acrílicos, los elastomericos derivados de un proceso sintético de producción de resinas especiales resistentes al agua. “Eso ha evolucionado con los años. De manera que en la actualidad hay una alta gama de impermeabilizantes de poliuretano, silicona”, comparte Marcos Carvajal, gerente general de Casa Hermes, una empresa con un amplio surtido de este tipo de productos.
Y así como existen una variedad de tipos y marcas de impermeabilizantes para techos en general, también los hay para aplicación sobre paredes y, fachadas exteriores. Se utilizan derivados de silicone y productos de hule sintético. Son productos que crean una película en el exterior de las paredes, sellando los poros y evitando así, que el agua penetre.
Hay que tomar en cuenta que no es lo mismo un impermeabilizante para dos o tres años de consistencia suave, que uno más denso para el mismo tiempo, pues la efectividad depende de la materia prima, la resina que se utiliza para elaborar el producto, la cantidad y, su longevidad.
“La recomendación es aplicarlo puro, de acuerdo con las especificaciones del fabricante y los rendimientos que da para garantizar una correcta impermeabilización. Según el tiempo para le cual está elaborado el producto es el precio, al cual, se agrega el prestigio de la marca y el marketing para promocionarlo”, agrega Carvajal.
Por aparte están los impermeabilizantes cementicios, que se le agregan al cemento para que tenga propiedades impermeables. Cada fábrica tiene un agregado para el cemento porque igual, si el agua puede filtrarse por arriba del techo, también lo puede hacer por debajo del piso a través de la cimentación. Donde se forma salitre o moho es porque la humedad sube del piso hacia las paredes.
“Aparte de que el impermeabilizar aumenta el valor de nuestro inmueble porque se protege de goteras, daños estructurales, eléctricos, se evita la aparición de moho, el cual, afecta la salud de quienes habitan en los inmuebles. La humedad alcanza además los materiales con que están fabricados los muebles, la madera se pudre y, los metales se oxidan”, advierte Julio Manuel Villavicencio Pineda, gerente de operaciones de Servillasa.
Por eso es recomendable impermeabilizar desde que se empieza a construir para evitar el deterioro de los inmuebles con el tiempo. Uno de los productos utilizados en esa aplicación son los asfálticos, porque no quedan expuestos a los rayos ultravioleta, no así en los que se aplican en los techos, cuya exposición al sol influye a que tengan menor tiempo de vida útil. De ahí la necesidad de darle mantenimiento periódico a las losas fundidas. “Se puede decir que en todas las fases de la construcción se necesitan impermeabilizantes, desde los cimientos hasta el techo final”, indica Pablo Méndez, gerente de ventas y proyectos de Solpro, S.A.
Cómo impermeabilizar
Lo ideal a la hora de impermeabilizar una azotea, terraza o techo fundido, es aplicarlo completamente en toda el área. No solo en la parte donde haya filtración porque donde haya una fisura o un empalme mal instalado se filtra el agua. Considerando que Guatemala es una región sísmica, se recomienda hacer una revisión preventiva y limpieza de los techos antes de que entre el invierno y verificar que la loza no esté agrietada.
Para el efecto, en el mercado local existe una amplia gama de estos productos. Desde acrílicos, elastomericos, asfálticos, mantos prefabricados, poliuretanos, silicónicos. Cuando se adquiere un impermeabilizante no hay que pensar solo en el hoy, sino a lo largo del tiempo. Pues para más tiempo sea el producto, el tener qué impermeabilizar no será tan seguido. Salvo que el área aplicada sea utilizada para tráfico peatonal, pues igual que cualquier área, la membrana que impermeabiliza también se desgasta.
Para una solución durable, se debe tomarse en cuenta que hay productos que secan de 4 a 8 horas, así como de 8 a 12 horas; pero también, productos que necesitan 48 horas de secado antes de una lluvia. “Hay productos que los puede aplicar cualquier persona sin que necesariamente se dedique a la construcción. De igual manera, existen otros que necesitan equipo y mano de obra especializada, por lo cual deben ser profesionales que se dedique a ello”, subraya Méndez de Solpro S.A.
Los que menos problemas generan son los techos inclinados. Por su posición el desfogue del agua es por gravedad, por lo que no queda agua reposada. “El problema es que, por lo regular, se deja la construcción preparada para construir en el futuro un segundo o tercer nivel. Las terrazas quedan niveladas según el peso y secado del concreto sin acabado para evitar empozamientos, con las varillas de hierro de las columnas como torres expuestas al sol, agua y oxigeno sin ningún tratamiento. Conforme más pasa el tiempo el agua empieza a filtrarse en el concreto, el óxido corroe el hierro hacia dentro de la fundición y la construcción se deteriora.
Impermeabilizar o sellar
Previo a utilizar un impermeabilizante, se recomienda aplicar un sellador sobre el “pañuelo” o superficie de concreto, cuya función es sellar poros y atrapar el polvo que pudiera haber quedado luego de la limpieza de la superficie. Luego se puede aplicar el impermeabilizante seleccionado para el efecto.
Cada fabricante de impermeabilizantes de prestigio internacional desarrolla líneas específicas para cada uso. Los productos que se ofertan en el mercado guatemalteco se importan principalmente de Estados Unidos, México, así como de Costa Rica, El Salvador y Panamá. Los proveedores locales de pintura, por lo regular, cuentan con una gama de impermeabilizantes.
Aunque el sueño de la mayoría de los guatemaltecos es contar con un techo de losa; en el país prevalacen los techos de lámina. Estimaciones del sector indican que el 90% de las viviendas tienen instalado lámina acanalada corriente, que es la más utilizada. Y, no obstante, se piense que solo las terrazas fundidas lo necesitan, este tipo de techos también necesitan tratamiento de impermeabilización.
Aunque los impermeabilizantes tienen su mayor demanda entre abril y junio, para prevenir filtraciones, las ventas se mantienen durante todo el año porque siempre hay construcción. No obstante, quienes no prevén, urgen determinados productos por emergencia para tapar goteras principalmente. “La demanda en temporada de lluvia se incrementa en un porcentaje muy alto. Se puede decir que, entre mayo y octubre, se vende el 80% del producto en el año”, asegura Villavicencio de Servillasa.
Pero en un país como Guatemala, donde la construcción es constante, la necesidad de impermeabilizar es grande, por lo que la presencia de productos provenientes de otros mercados se está ampliando y, dependiendo del origen, la duración o la garantía, así es la variación que hay en precios.
“Nosotros traemos productos de Canadá, Venezuela, México y de El Salvador, pues la demanda es fuerte y hay mercado para ampliar la oferta. Además, ofrecemos el servicio de instalación y aplicación de los productos que suministramos” explica el gerente general de Casa Hermes.
Una aplicación garantizada con los productos adecuados no baja de Q50 el metro cuadrado. Por debajo de ese precio, no es posible con los costos que se manejan en el mercado”, agrega.