Creo que todos recordamos la escuela en nuestros primeros años, nos indicaban que debíamos decir cuando ingresaba un maestro al aula, nos enseñaron que habían palabras mágicas como “Por Favor” y “Gracias”.
Sin embargo, hay palabras que se nos graban por tanta repetición y es el “NO”, recordamos estas advertencias “no corras o te caerás” “no te mojes o te enfermaras” y así una cantidad de frases ilimitadas, que si usted se pone a pensar en su niñez recordara todos esos “NO”.
Al pasar el tiempo usted mismo se va dando cuenta que hablamos en negativo, esto lo descubrí observándome y escuchándome, cuando necesitaba algo empezado con “No me pueda hacer el favor de…” o “no puede hacerse a un lado por favor” y sucesivamente, lentamente me fui dando cuenta en como la manera en que hablamos influye en nuestro diario vivir, en negación total, tradiciones verbales que vamos dejando de generación en generación.
Según el dicho “De la riqueza del corazón, habla la boca”, debemos examinar que hay en nuestro interior, como esta nuestro diálogo interno, ése que cuando abrimos los ojos nos habla y nos dice “otro día más” o “que alegre un nuevo día”.
El poder de las palabras es inmenso, y mientras más lo pienso considero que todo este mundo está estructurado o construído sobre nuestras palabras, recordemos que todo lo que decimos de nosotros mismos en voz audible o en nuestra mente por medio de nuestros pensamientos se estará instalando en nuestro cerebro como comandos a seguir y como consecuencia de esto el cerebro emite imágenes las cuales se nos graban.
Así que preguntémonos a nosotros mismos que palabras son las que diariamente nos estamos repitiendo con respecto a nosotros mismos, para esto daremos los siguientes pasos
Apunta tus pensamientos más repetitivos
Esto es una guía para ti donde te vas a ir dando cuenta cómo se desarrolló tu diálogo interno, que es lo que constantemente te repites a ti mismo, de esta lista debes clasificar cuáles de estos pensamientos son positivos o negativos.
Cambia lo negativo por lo positivo
Todos nuestros pensamientos salen a través de nuestras palabras emitidas, entrena tus pensamientos para que en vez de iniciar tus preguntas con un “NO” por ejemplo: “No me hace el favor de abrir la puerta” lo hagamos con un “SÍ”, desde el inicio de la emanación del pensamiento es positivo.
Establezcamos nuestros propios decretos
Es recomendable hablar en voz alta nuestros decretos, apuntarlos y colocarlos en un lugar a la vista, donde lo primero que veamos al iniciar nuestro día, esto para que empecemos afirmando lo que deseamos y todo nuestro ser empezará a trabajar para obtenerlo.
Cuida lo que escuchas
Tanto interiormente como exteriormente, esto por muy simple que te parezca, nos influye en nuestro pensar, por ende en nuestro hablar y finalmente en nuestro accionar.
Establezcamos que pensamos de nosotros mismos
Esto es sumamente importante, ya que la visualización de lo que nosotros somos para nosotros mismos es un punto de partida, si debemos mejorar nuestra propia perspectiva, mantenerla o ampliarla es acá donde lo sabremos con exactitud.
Y por último y no menos importante es Tomar Acción, esto implica no solo tomar la decisión de tomar un nuevo rumbo, si no de trabajar día a día en reconstruir nuestros pensamientos, reforzarnos con nuestras palabras positivas.
Recordemos que guardamos muchas palabras en nuestro corazón, las cuales muchas de ellas retumban en tu interior, sin darte cuenta están trazando todo tu accionar por estas palabras, y ¿si fuesen negativas? Ya sabemos que los resultados serán opuestos a lo que esperas.
Es por esto que hablamos de la pobreza o riqueza de nuestras palabras, solamente colocamos adjetivos, porque pueden ser también la limitaciones que nuestro hablar nos impone, cada persona es un universo, y debemos apreciar nuestra riqueza en todos los sentidos, la capacidad de hablar, comunicarnos, interpretarnos, emana de nosotros mismos.
Podemos construir un mundo ideal en donde querríamos estar, o puede ser todo lo opuesto, solo utilizando el poder de nuestras palabras, lo que trae a mi mente la siguiente historia:
El Poder de Las Palabras:
“Cuenta la historia que en cierta ocasión, un sabio maestro se dirigía a su atento auditorio dando valiosas lecciones sobre el poder sagrado de la palabra, y el influjo que ella ejerce en nuestra vida y la de los demás.
-“Lo que usted dice no tiene ningún valor”- lo interpelo un señor que se encontraba en el auditorio.
El maestro le escucho con mucha atención y tan pronto termino la frase, le grito con fuerza: “¡Cállate, estúpido! Y ¡siéntate, idiota!”. Ante el asombro de la gente, el aludido se llenó de furia, soltó y varias impresiones y, cuando estaba fuera de sí, el maestro alzó la voz y le dijo: “Perdone caballero, le he ofendido y le pido perdón; acepte mis sinceras excusas y sepa que respeto su opinión, aunque estemos en desacuerdo”
El señor se calmó y le dijo al maestro: “Le entiendo, y también pido disculpas y acepto que la diferencia de opiniones no debe servir para pelear, sino para mirar otras opciones”. El maestro le sonrió y le dijo: “Perdone usted que haya sido de esta manera, pero asi hemos visto todos del modo más claro, el gran poder de las palabras: Con unas pocas palabras le exalté, y con otras pocas le calmé”
Autor Desconocido.
Fuente Internet: cuentosdegaia.blogspot.com
Moraleja: Nuestras palabras tienen ese poder, de darnos la riqueza o pobreza en nuestra vida. Así que de ahora en adelante seleccione mejor como utilizar positivamente las mismas.